Reseña V Festival AALGA Imprimir

 
Reseña del V Festival de Laúdes y Guitarras Antiguas organizado por la Asociación Argentina de Laúdes y Guitarras Antiguas, desarrollado en el Centro Cultural Haroldo Conti, Buenos Aires, en septiembre de 2011. 
 

por Sebastián Strauchler 

 


¿En cuántas oportunidades tiene uno la posibilidad de darse vuelta para compartir la emoción con un colega y ver ojos llorosos o piel de gallina? ¿Sería ese lugar del horror? ¿Sería ese sonido maravilloso? ¿Seríamos nosotros, sintiendo el renacer de lo muerto, que pudo haber sido olvidado y estaba allí, brioso, enérgico y vital, para festejar con todos?
Entre el espacio imponente con caminos tétricos y edificios del terror, camino a paso lento, subiendo escalones fríos y pisando con miedo, para arribar al ambiente íntimo de la sala, enmarcada por una muestra fotográfica con nuestra cruda realidad histórica. Me sumerjo lentamente en otro pasado, más lejano y distante, pero tan vital como el otro, aunque con una luz diferente, que despierta vida sobre tanta muerte y dolor.
Extraña sensación es, estar en la Ex-Escuela de Mecánica de la Armada, uno de los tantos centros clandestinos de detención, tortura y asesinato tristemente afamados de nuestro país, reviviendo el arte más maravilloso de un pasado tanto más remoto. En ese mismo sitio, los días diecisiete y dieciocho de septiembre del corriente, se desarrolló el quinto festival de la creciente Asociación Argentina de Laúdes y Guitarras Antiguas.
Empezando por el comienzo, como correspondería a un apropiado cronista, velozmente subrayaré el esfuerzo de organización y preparación, muchas veces desconocido, que el evento requirió, para pasar de lleno a los participantes, que comienzan a entrecruzarme incluso antes de entrar en el salón.
En una importante mesa, dispuesta en el hall, se multiplican los bellísimos instrumentos recién nacidos o en proceso. Tiorbas, archilaudes, vihuelas, guitarras románticas y hasta una mandolina, entre otros, se disponen a gozar de los cariños emocionados de mis compañeros, que ansiosos consultan y charlan amenamente con Matias Crom, Esteban Perez Esquivel y Gervasio Barreiro, luthiers especializados y socios activos de nuestra Asociación.
Luego, ya en plena actividad artística, transcurren uno tras otro sin detenerse conciertos solistas, dúos, tríos, charlas, e intercambios. Todo en el mayor clima de cordialidad y respeto, pero sobre todo: pasión. Charlas amenas, café, mate y comentarios sobre el recientemente editado número del boletín, las fervorosas actividades venideras, la cuerda de tal marca o el disco de tal laudista, son algunos de los estímulos que especialmente recuerdo.
Hay que destacar especialmente el apoyo de la Secretaria de Cultura de la Nación, que este año ha auspiciado un interesante número de conciertos de música antigua, destacando especialmente el importante festival de "Música del pasado de America", las jornadas de la AALGA y ahora este V festival anual.
Veo como muy valorable el puntal, en tiempos en los cuales este tipo de manifestaciones artísticas, de tanto nivel y profundidad, aunque lamentablemente no masivamente populares, estaban muy relegadas. Es un empujón fundamental para los que amamos estos sones.
Multiplicidad, variedad, diversidad. Un rasgueo popular de una guitarra del renacimiento y un sutil adorno en una tiorba de la corte francesa de Luis XIV. Festa, Cara, Phalese, Fontana, Molinaro, Dowland, De Visee, Murcia, Marin, Martin y Coll, Guerau, Torres, Mezangeau, los Gaultier, Losy, Sor, Aguado, Schubert, Galindez e incluso Buarque, sonaron vitales y exquisitos, en este magnifico y variopinto festival.
Lamentablemente no puedo en esta breve recorrida, entrar en detalle sobre cada una de las grandiosas participaciones, que bien merecerían un extenso floreo, pero tampoco puedo entregar esta escueta reseña, sin nombrar al menos a los participantes que la hicieron posible.
La alegría y disfrute con el dúo de laúdes barrocos integrado por Dolores Costoyas e Igor Herzog, el virtuosismo y ductilidad del laúd renacentista en manos de Jose Akel, la templanza e imponencia de la tiorba de Gabriel Schebor y la magia pura, en la voz de Flora Gril con las cuerdas de Hernan Vives. La técnica, pulcritud, romanticismo de Walter Ujaldon y Rosario Diaz Pumara, la aguerrida y vivaz interpretación del barroco latinoamericano por parte de La Rosa Púrpura del Plata, la erudición de Brenda Basilico, la experiencia de Isidoro Roitman y la recreación de un arte confuso y arrumbado, por parte de Claudio Hernández.
Escuché mucha música. Aquella que nunca había escuchado y no suele ser frecuentada normalmente en conciertos, como las delicadas piezas del estilo de los accord noveaux, encabezado por Mezangeau. Y también esa otra, que cientos de veces degusté, pero que una vez más, me sorprende reverdeciendo en las manos de un nuevo músico.
La charla y concierto sobre los accord noveaux, interesante e intensamente rico tópico no muy difundido, fue uno de los más notables eventos que propulso la AALGA, dado que por primera vez, se pudo dar el lujo de invitar a un extranjero, a difundir su trabajo en el país. Otros grandes momentos fuera de los conciertos, fueron las charlas sobre la experiencia de acompañar danzas renacentistas y barrocas, que no mucha gente en el mundo ha tenido y ni qué hablar de la exposición sobre Marsenne, que claramente merece un párrafo aparte.
Evidentemente estamos aquí frente a otro hito en el despegue de nuestra querida Asociación, al fomentar y divulgar un avezado trabajo de una doctora en filosofía, abocada al estudio de Marin Mersenne. A la valiosa información de los estudios hechos con lupa de científico a estos encumbrados textos, se le sumó el pujante interés de la audiencia, y se armó un contrapunto entre los laudistas de la sala, intentando mostrar o adivinar en los instrumentos mismos, lo que la doctora contaba con palabras.
Ojalá estas actividades sigan floreciendo. Porque tanto adultos como jóvenes coparon la sala y revitalizaron el ambiente. Entre la experiencia de unos y el brío de los otros, la salud de los instrumentos antiguos de cuerda pulsada, está asegurada en la República Argentina.

Sebastian Strauchler
23 de septiembre de 2011